El llamado cómic underground, que surgirá en EE.UU. a partir de 1960, estará ligado a la contracultura que nacerá esos años. Aparecerá el movimiento hippie, reacciones contra la política estadounidense y a la guerra de Vietnam, etc, etc… (tantas cosas contra las que revelarse).
Hasta 1955 el cómic-book estadounidense gozaba de una libertad que será cercenada a partir de entonces, cuando se impondrá un control de sus contenidos, una censura a través de la Cómic Code Authority que marcará qué se puede y qué no se puede (sobre todo) publicar en un cómic.
¿Se podía evitar la censura? Los autores de cómic “encontraban en la historieta marginal el vehículo perfecto para el contenido adulto que estaba vetado en el cómic industrial. Y se lanzaron a hacer todo lo que estaba prohibido por la Comics Code” (Vilches, 2021: 110).
“Frustrados con la puerilidad y la vacuidad de las historietas aprobadas por el Comics Code de los años cincuenta y principios de los sesenta, Crumb y otros como él hallaron solaz e inspiración en las páginas de los tebeos anteriores al código” (Hajdu, 2018: 373).
El cómic underground se desarrollará “sin expectativas comerciales, y eso conlleva una lógica libertad creativa” (García, 2014: 142). “El sexo fue el atajo más corto para articular esa rebelión y para distinguirse de los infantiles comic books tradicionales” (García, 2014: 145).
Como dice Gerardo Vilches, la industria se volcó con los superhéroes y “una serie de circunstancias permitieron que, quizá por primera vez en la historia estadounidense del medio, hubiera vida más allá de la industria” (Vilches, 2021: 110). Veremos entonces otro tipo de tebeos.
Encontraremos autores “que tenían como referentes a Harvey Kurtzman, los cómics de la E.C. y otras editoriales de géneros entonces proscritos, y la revista satírica MAD” (Vilches, 2021: 110). MAD, fundada por William M. Gaines en 1952, influyó mucho en los autores underground.
Harvey Kurtzman (1924-1993) era autor y editor en la revista MAD. Es uno de los responsables de que se diera una conciencia autoral en los autores y autoras de cómic underground, ya que ellos “se sentían como autores más que como engranajes de una industria” (Vilches, 2021: 110).
“Los historietistas conservaban los derechos sobre sus historietas, y cobraban royalties por las mismas, en lugar de la tarifa fija por página que habían cobrado y seguían cobrando los profesionales del comic book comercial” (García, 2014: 144).
“La ruptura del modelo imperante del cómic basado en la serialidad ya la había realizado, en buena medida, desde finales de los años sesenta el cómic underground” (Sáez, 2021: 204). Se crearán historias no infinitamente serializadas, como nos tenían acostumbrados los superhéroes.
Una de las revistas underground más relevantes fue ‘Zap Comix’ que se publicó a partir de 1968 con las historietas creadas por un veinteañero Robert Crumb (1943) recién llegado al San Francisco de la revolución hippy, el amor libre, el LSD y la contracultura.
Robert Crumb es, sin duda, el abanderado del cómic underground, creador de personajes como el gurú hippie “Mr. Natural” (1967), o el “Gato Fritz” (1965), que ejemplifica muy bien el protagonismo que tenían las drogas en la contracultura hippie de esos años.
Comparto aquí debajo el siguiente documental, subtitulado en castellano, sobre Robert Crumb titulado “Crumb”, producido por David Lynch en 1994, fue premiado en Sundance y emitido en la televisión estadounidense en 1995.
Los periódicos universitarios también fueron lugar idóneo para un nuevo tipo de historietas. Gilbert Shelton (1940) publicará en la Universidad de Texas a su personaje “Wonder Wart-Hog” en 1962, un cerdo que parodiaba a los superhéroes. (García, 2014: 142).
Shelton será el autor de “Fabulous Furry Freak Brothers” (1968), la historia de tres hippies que están siempre buscando drogas o dinero para drogas, pero no trabajo. Aquí dejo una breve entrevista a Gilbert Shelton en castellano:
En 1970 se publica “It Ain’t Me, Babe”, una publicación cuyas autoras eran todas mujeres. Esta revista, de corte claramente feminista, se publicó en California editado por Trina Robbins (1938) y Barbara “Willy” Mendes (1948).
Trina Robbins (1938) fue una de las primeras mujeres dibujantes en participar del movimiento underground. Fue una de las muchas autoras que editaron después la revista “Wimmen’s Comix” entre 1972 y 1992.
“Antologias como ‘Wimmen’s Comix’ y ‘Tits and Clits’ ofrecían historias reivindicativas que cuestionaban los roles de género y respondían a la visión de la mujer que se daba en otras publicaciones underground, a veces bastante ofensiva” (Vilches, 2021: 113).
“El comix underground también vio llegar la conciencia de género a la historieta” (García, 2014: 151). Este nuevo cómic liberado y opuesto al Comics Code “también sería el estímulo ideal para la aparición de los primeros cómics de gays y lesbianas” (García, 2014: 151).
“El género más importante que introdujeron los historietistas underground, y que de hecho serviría como cimiento fundamental para la construcción de la novela gráfica contemporánea, será el de la autobiografía” (García, 2014: 154).
Aline Kominsky (1948-2022) “también realizó las que algunos consideran primeras historietas autobiográficas a principios de los setenta” (García, 2014: 154). Una gran autora a veces eclipsada por el hecho de ser la mujer de Robert Crumb.
“La propia Kominsky reconocía como verdadero punto de partida de la historieta autobiográfica a ‘Binky Brown Meets the Holy Virgin Mary” (García, 2014: 154), cómic de 1972 del estadounidense Justin Green (1945-2022), un tebeo también decisivo para Art Spiegelman dicho por él.
No he hablado de otros autores y autoras como Manuel “Spain” Rodríguez (1940-2012), Bill Griffith (1944), Richard Corben (1940-2020), Harvey Pekar (1939-2010), Joyce Farmer (1938), Melinda Gebbie (1947), Diane Noomin (1947-2022) y muchos más, porque quiero sintetizar mucho.
Sáez de Adana indica que “esa línea marcada por el cómic underground fue continuada por una parte del cómic independiente más minoritario que empezó a surgir a partir de los años 80” (2021: 205), y cita como ejemplo a Clowes, Burns, Brown, Seth, Tomine o los hermanos Hernández.
Bibliografía
- García, S. (2014) La novela gráfica. 2.ª ed. Bilbao: Astiberri.
- Hajdu, D. (2018) La plaga de los cómics. Cuando los tebeos eran peligrosos. 1.ª ed. Madrid: Es Pop Ediciones.
- Sáez de Adana, F. (2021). Una historia del cómic norteamericano. 1.ª ed. Madrid: Catarata.
- Trabado, J. M. (2012). Antes de la novela gráfica. Clásicos del cómic en la prensa norteamericana. 1.ª ed. Madrid: Cátedra.
- Vilches, G. (2021). Breve historia del cómic. 2.ª ed. Madrid: Nowtilus.
Foto de cabecera: Robert Crumb y Aline Kominsky (c. 1973).
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